Érase de un hombre
que durante su vida
mucho a las flores
amó.
Tiempo y estudiar
les dedicó.
Tanto las conoció,
que en sus cruces de polen
una muy bella
creó.
Se parecía a un pájaro
y ave del paraíso
la bautizó.
Fue la bella flor
su obra magna
la flor que mas le
apasionó.
Todo el final de su vida
a esta flor
dedicó.
Le leía poesías, cuentos y aventuras
y a la música
inició.
En un misterio de la naturaleza
un día la flor, cual ave
voló.
El hombre entristeció
y a sus flores nunca mas
cuidó.
Dicen que ahora con los pájaros
quiere hablar
para que le digan a su amada
que en la vida hay mucho
gavilán.
Kim Mititieri i García |